La boda de Cristóbal y Rosa en Montoro

Bodas -

Gala, del latín “Galla o Gallus”, significa “la hermosura”, y esta se ve completamente reflejada en el pilar donde se sustentan Cristóbal y Rosa, su pequeña hija, nexo de unión de esta bonita pareja, la cual recibe este hermoso nombre. Junto a ella han vivido el día más especial de sus vidas y del que, a continuación, os voy a narrar a través de la palabra, y como mejor se me da, a través de la fotografía. 

El día apacible, entre dejaba ver unos destellos intensos, pues brillaban con fuerza por alguien que no quiso perderse ni un instante de la jornada que se iniciaba, desde ese mirador tan especial como es el cielo. 

Cristóbal se encontraba muy tranquilo, aunque reconocía que se había desvelado demasiado temprano alterando el sueño que ni los famosos “reels de Instagram” consiguieron que volviese a conciliar. No era para menos: se aproximaba su boda. 

Una vez preparado por su barbero, “Modee Martin”, comenzó a vestirse, con su traje de la firma “Miguel Peris”. Para este menester estaba su madre y madrina, así como su abuela, que le fueron ayudando. 

Poco a poco fueron llegando familiares y amigos, los cuales fueron echando una mano a Cristóbal con los últimos detalles: gemelos, reloj… 

Se vivieron momentos divertidos, aunque también brotaron algunas lágrimas emotivas de los ojos de su familia. 

Cuando se encontraba terminando, “la hermosura” se presentó en su casa, pues no quería perderse esos previos de su papá. Hablo de su pequeña hija Gala. 

En la puerta iban reuniéndose más amigos, con los que compartió un buen rato de charla hasta que llegara la hora de partir hacia la iglesia. 

Mientras tanto, me dirigí hacia la casa de Rosa, donde se encontraba en sesión de maquillaje, llevado a cabo por “Salomé Estética”, de peluquería, por María Teresa Martínez y manicura de Ana Ortiz, de “Mi Estudio by Nails”, llevada a cabo en los días previos. 

Rosa estaba tranquila… ¡hasta que llegó el fotógrafo! Sabía que cada vez más se iba aproximando el gran momento. 

Le acompañaba su modista, la artífice de su gran vestido de novia, Ana Aljama, que estuvo pendiente de cada detalle para que fuese perfecta. 

Cuando Rosa salió de su dormitorio con su vestido ya puesto, la pequeña Gala acababa de llegar para no perderse detalle, recibiéndola con cara de asombro al ver a su mamá vestida como una princesa. 

El reloj corría y, poco a poco, iban llegando familiares y amigos de Rosa, los cuales, tras cruzar el umbral de la puerta todos copiaban el gesto que la pequeña de la familia hizo al ver a la novia. 

Llevo un rato hablando del gran día de Cristóbal y Rosa, pero era compartido con la pequeña Gala, ya que para ella también era un día muy importante, pues recibiría el Bautismo. Por lo que, en cuanto llegaron a casa sus padrinos, tita Vero y tito Fran, comenzaron a vestirla con su vestidito del “El Armario de Lucía”. 

Aun faltaba un detalle para Rosa, y era la dedicatoria que sus amigas le harían, firmándole sus zapatos de novia, que junto a los del novio eran de “Zapatería Marín”. 

El trote de los hermosos caballos de “Carruajes Toribio”, aceleró las pulsaciones de Rosa. Llegaba la hora de partir hacia la Iglesia, pero antes, aún le faltaba otra sorpresa: Sus primas se unieron para cantarle “No necesito más” de Demarco. 

Montada ya en su carruaje, tomamos rumbo hacia la iglesia, adornada exquisitamente por floristería S. Bartolomé, mismo autor del ramo de la novia, donde esperaba Cristóbal del brazo de su madre. 

La primera personita en entrar a la iglesia fue la pequeña Gala, montada en un pequeño coche teledirigido junto a un primito suyo, tras ellos, los pequeños con las alianzas y arras, todos vestidos por "De Lucía-Moda Infantil" ; en último lugar, del brazo de su padre, Rosa. 

Tras la ceremonia, donde se profesaron amor eterno sus papás, Gala recibió las aguas bautismales. 

A la salida, entre mariposas blancas y arroz, de nuevo sus familiares dedicaron otro tema a la pareja de recién casados. 

Después de un paseo en el carruaje, la pareja se tomó un ratito para tener unas instantáneas por el conjunto histórico-artístico de Montoro. 

Ya en el Salón “La Caseta”, le esperaban todos los invitados, donde disfrutaron de un gran almuerzo, y en el que se volvieron a vivir momentos muy intensos, como las palabras que Rosa, madre de la novia, les dedicó a éstos; o como la anécdota del regalo de unos amigos en los que le proponían el reto descifrar una clave, para acceder a él, oculta en más de… ¡2 kilos de lentejas! 

Para el fin de fiesta estuvo Dj Aranda y el grupo flamenco “Sueños”. 

Como broche, unos amigos le regalaron una traca pirotécnica. 

Os dejo con su resumen fotográfico.

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