Último sábado de un mes de marzo, de inicio invernal, con un final primaveral; de tiempo soleado y temperaturas agradables. Un sábado, vísperas del cuarto domingo de cuaresma, llamado “Domingo Laetare”, elegido por esta pareja para que una dulce y humilde mirada, fuese testigo directo del “Sí” más comprometido y sincero que une a dos personas, en este caso, a Maite y Pedro Javier, que quisieron que su Cristo de la Humildad presidiera su unión matrimonial, imagen de la que ambos, junto a sus familias, son fieles devotos. 

Junto, como ya de costumbre, a mi compañero videógrafo Garphy Film, tomamos rumbo hacia la vecina localidad de Villa del Río, donde en un ambiente con aromas y melodías cofrades, nos recibía Pedro Javier, acompañado de algunos de sus amigos, sus padres, hermano y cuñado. 

El novio, como nos confesó, estaba algo nervioso, pero más relajado que la jornada anterior. Se encontraba ante una de las “chicotás” más importantes que iba a dar en su vida, y seguro que de las más especiales. Comenzó a vestirse su traje de la firma Bund company. Para ello, contó con la colaboración de su padre, hermano y madre. Su cuñado Pedro le puso los gemelos, muy significativos al tratarse del escudo de su hermandad, los mismo que hace algo menos de un año, él le pusiera a su cuñado. 

A medida que iban pasando los minutos, más familiares y amigos se sumaron en esta previa para acompañarlo y arroparlo. Con todos ellos dejamos a Pedro Javier, tomando rumbo hacia casa de Maite, que acababa de concluir su sesión de maquillaje de manos de Salomé Lara.

Maite estaba tranquila, con una cara de felicidad resplandeciente. Acompañada por su familia y amistades que se fueron sumando a lo largo de la mañana. Tras el peinado, llevado a cabo por Alfredo Atalaya, Maite se ciñó su vestido de Lola Martin, con zapatos de Calenda. 

Varios detalles resaltaban, entre ellos, el porta-alianzas, realizado a mano de manera magistral por el escultor e imaginero Sebastián Montes y el ramo de novia, que, junto a la decoración de la Iglesia y el decorado del lugar de la celebración, fue llevado a cabo de Floristería La Ribera. 

El reloj iba acercándose a la hora fijada y en la iglesia, bajo los sones de la marcha “Vida”, interpretada por el pianista Fran Soriano, Pedro Javier entró hasta el altar del brazo de su madre y madrina. Allí se encontraba su Cristo de la Humildad. Poco después, llegó Maite, en un Hurtan Author, de Juan Adelfa. Al entrar hacia el altar, su coro rociero de la Paz y Esperanza, interpretó el Himno de la Coronación Canónica de la Virgen del Rocío. Momento muy emotivo vivido por la pareja. 

Tras una ceremonia emotiva y divertida, a partes iguales, bajo una gran lluvia de arroz y mariposas blancas, salió la pareja de recién casados de la Parroquia de la Inmaculada Concepción. 

En un breve paréntesis, como es de costumbre, realizamos una pequeña sesión a la pareja. Para ello visitamos el Ayuntamiento de Villa del Río, un antiguo castillo del siglo XI de estilo andalusí, y también la Casa de las Cadenas. 

Una vez concluida la sesión, fuimos hasta la Caseta Municipal de Villa del Río, donde se encontraban los invitados degustando una fantástica copa de bienvenida servida por el Catering Rabanal, amenizándola el grupo Caporu music, con el que los invitados bailaron y se divirtieron.

Resaltar la magnífica decoración que, junto al exorno floral de Floristería la Ribera, se le añadió la iluminación artística de José Collado. 

Durante el almuerzo, muy fiestero y divertido, los novios quisieron tener un detalle, entregando unos recuerdos muy emotivos a sus padres, de el Rincón de Marta ; a sus hermanos y tíos, llevados a cabo por Dulces Recuerdos 3D. 

Los más pequeños estuvieron divirtiéndose con las animadoras de Entre Mares. 

Como fin de fiesta, contaron con el grupo de versiones Reconvers, con la animación de Octava Frecuencia, con Iván Álvaro DJ, y Captúrame fotomatón. 

Os dejo con el resumen fotográfico, como viene siendo habitual.