Os traigo una nueva boda a mi blog. En esta ocasión se trata de una boda repleta de ilusión contenida por muchos motivos, pero por el principal, y sin duda alguna, por ser la primera tras la era COVID-19. 

Tras dos largos años de espera desde que decidieran dar el paso, por fin pudieron llevar a cabo su boda Rafael y Natalia. Y de qué forma… Hay que resaltar la fantástica organización y minuciosidad en los detalles de esta pareja a la hora de organizar su boda. Todo bien atado. Y por supuesto, con mucha responsabilidad y precaución en esta etapa que nos ha tocado vivir y de la que ellos fueron consientes para que todo saliese perfecto, como así fue. 

Pues bien, el día comenzó en casa del novio algo temprano. Él nos esperaba tranquilo, acompañado de su familia, con una madre rebosante de felicidad y su padre, mostrando en su rostro la emoción del día que iba a vivir. Su hermana, muy elegante y sonriente, y su cuñado le ayudaron en todo momento durante los preparativos. 

Tras estar con Rafael, fuimos para casa de Natalia, donde estaba con su sesión de peluquería, a cargo de Lucía García, y de maquillaje, a cargo de “Salomé, estética y maquillaje”. Al entrar sonaba de fondo Alejandro Sanz. Su música fue la banda sonora de ese momento, aunque también sonó algo de reguetón y de “Andy y Lucas”. Fue divertido. 

Natalia estaba emocionada, mucho, aunque tenía prohibido llorar, por lo que las lágrimas aparecían a la vez que se escondían en sus ojos. Junto a ella, estaba su padre rebosante de felicidad (su mirada así lo reflejaba) y su hermano Antonio.

Los preparativos iban avanzando y los nervios iban apareciendo. Hasta que llegó la que para Natalia es como su hermana, Manoli, junto a su familia, con la pequeña Ainhoa, guapa y simpática donde las haya. Fue en ese momento donde estuvo a punto de saltarse la prohibición de llorar. 

Una vez terminada, nos dispusimos a acompañarla a uno de los momentos de mayor carga emocional y delicadeza. Natalia quería visitar a sus abuelos que no la podían acompañar. Creo que sobran las palabras, hablan las imágenes que veréis a continuación. 

Tras este bonito momento, nos desplazamos hasta el lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia y posterior celebración: Salón de Celebraciones Ntra. Sra. De la Fuensanta de Montoro. Los oficiantes, los hermanos de ambos, Antonio y Cristina, nos hicieron tragar saliva en más de una ocasión a todos. Sí, sí, a todos los allí presentes. Después de una grandísima lluvia de Mariposas y arroz (¡¡¡más 4kg!!!!!), le esperaba una sorpresa preparada por todos sus amigos. En la puerta le estaba esperando un Hurtan Author, un vehículo con línea de coche clásico, pero con mecánica actual, en el que dieron un paseo por Montoro. 

Al llegar al mirador de “Imperio Romano” hicieron una parada en la que aprovechamos para realizar unas fotografías con la magnífica panorámica que Montoro nos ofrece desde la pasarela que cruza el Guadalquivir.

Ya de vuelta al Salón de Celebraciones, le esperaban todos los familiares y amigos, donde disfrutaron de un gran almuerzo festivo, con la actuación del violinista Jose Milan, y muchos momentos de risas y emoción.

A continuación, os dejo con un resumen de este fantástico y emocionante día.